Explorando las Trampas del «Buenismo»
Un viaje profundo hacia la autenticidad y la felicidad con Inma Martínez, Psicóloga Clínica y creadora del Método IMCOACH.
Bienvenidos a este espacio de reflexión, donde exploraremos las sutilezas del «buenismo» y su impacto en nuestras vidas. Soy Inma Martínez, psicóloga clínica y creadora del Método IMCOACH, y hoy nos sumergiremos en las complejidades de las actitudes motivadas por la compasión, pero que pueden tener consecuencias no deseadas.
Desentrañando el buenismo: Más allá de las buenas intenciones
Cada vez que realizamos acciones desde un lugar de «me sabe mal», cuando sentimos la necesidad de ser el salvador, o cuando creemos que si no ayudamos, nadie más lo hará, nos sumergimos en lo que llamamos «buenismo». El «buenísmo » nos convierte en salvadores, y creemos que somos imprenscindibles para el entorno.
El salvador y la trampa de la dependencia: Desafiando nuestros roles
Cuando asumimos el papel de salvadores, creamos un lazo de dependencia con aquellos a quienes intentamos ayudar. Nos convertimos en indispensables, impidiendo que los supuestamente «salvados», adopten estrategias que les ayuden a resolver sus problemas sin ayudas de salvadores. El «buenista» se convierte en codependiente, necesitando ser necesitado para dar un mayor sentido a su vida.
Aunque el buenismo puede agotarnos y sobrecargarnos, a menudo viene acompañado de una sutil gratificación: sentirnos grandes e imprescindibles.
La condescendencia del «buenismo»: Buscando superioridad sin mancha
Otra trampa del buenismo es la condescendencia, la creencia de que somos mejores que los demás, más pulcros y perfectos. Sin embargo, este deseo de sentirse «mejor» puede convertirse en una prisión que nos aleja de nuestra autenticidad.
El querer ser «perfectos», tener una superioridad moral, nos encorseta, ahoga y estrangula. Limita nuestra naturalidad, y nos convierte en siervos de una autoimagen de «superioridad moral», que no nos permite ser espontáneos y naturales.
Las personas completas son imperfectas. Esta afirmación nos invita a abrazar la complejidad de nuestra humanidad.
La presión de la perfección, es un mandato de «querer ser mejor», es una constante autoexigencia, que nos aplasta y nos ahoga.
La elección entre la perfección y la felicidad: Un acto de empoderamiento
En última instancia, la decisión entre perseguir la perfección y buscar la felicidad está en nuestras manos.
La verdadera revolución es apostar por la autenticidad, liberándonos de un «buenísmo» que es una forma de autoexigencia, y de codependencia emocional
Renunciar al buenismo puede conducir a relaciones más saludables, a una conexión más genuina con los demás y, lo más importante, a una mayor felicidad personal.
Conclusiones: Abrazando la imperfección y escogiendo la felicidad
En conclusión, el buenismo nos invita a reflexionar sobre nuestras motivaciones y a cuestionar las narrativas que nos llevan a buscar la perfección a expensas de la autenticidad. A través de este viaje introspectivo, podemos aprender a abrazar nuestra humanidad, liberarnos de las trampas del buenismo y elegir la felicidad sobre la perfección. ¡Bienvenidos a la revolución de la autenticidad con Inma Martínez y el Método IMCOACH!