Hay momentos en que no sabemos muy bien hacia donde dirigirnos, que sentido tienen las cosas, o bien, desconocemos lo que motiva que se repitan situaciones que nos provocan impotencia.
No entendemos lo que ocurre, cómo ocurre y por qué ocurre.
Buscamos soluciones, alternativas, salidas. Pensamos que hacemos cosas distintas, pero estamos haciendo todo el rato el mismo movimiento.
Nos angustiamos, intentamos relativizar, nos volvemos a angustiar, buscamos racionalizar….
Es un continúo baile que busca un acorde y que se desincroniza con las melodías.
Todo es mucho más sencillo, a veces, lo más acertado no es precipitarse en busca de soluciones para salir de nuestra angustia, sino por el contrario hay que limitarse a observar.
Cuando has intentado resolver un problema, lo has mirado desde distintos puntos de vista, lo has rumiado, incluso, quizás te has obsesionado con ello, lo mejor que puedes hacer es apartarte, desapegarte y cambiar tu mirada.
Cuando estás muy cerca de lo que ocurre, ves, pero no miras, oyes, pero no escuchas, razonas, pero no reflexionas.
Cuando te vuelves observador de tu propia vida, te despegas de la situación sin vincularte emocionalmente con ello, consigues ver de forma diferente, y te da una comprensión distinta de las situaciones, y a veces, obtienes la respuesta que buscas, y en otras ocasiones, esas respuestas ya no tienen la importancia que le dabas cuando las buscabas.
Tú no eres tus problemas, tú no eres las situaciones que vives, y tú tampoco eres tus emociones y pensamientos. Tú eres mucho más que todo esto, sólo tienes que dejarte espacio. Con técnicas de relajación y PNL, puedes aprender a desvincularte de tus problemas para convertirte en constructor de tu realidad.
Conviértete en el hacedor de tu vida