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El codependiente emocional es aquel que se quiere convertir en imprescindible para los demás, quiere sentirse necesitado.
Vive las emociones de los otros como propias, infantiliza o inutiliza a los demás para ser necesitad@, para que los demás sienten que sin ellos sus vidas son peores, que les “salvan” de situaciones.
No es generosidad, es fomentar la dependencia para dar sentido a sus carencias.
Las personas codependientes sienten su valía en función de la carencia del otro, buscan ser necesitad@s para sentirse realizad@s.
No buscan la independencia, ni el bienestar del entorno, sino su fragilidad e incapacidad. Si los demás les necesitan, ellos se pueden sentir importantes, que tienen su espacio y su lugar, su vida tiene un sentido.
Hay una canción de los años 60, “Dama, dama” de una cantautora que se llama Cecilia, que en un trozo de la canción, define claramente la necesidad de protagonismo, que en cierta medida es la base del codependiente emocional, la canción dice lo siguiente “Y si no fuera por miedo
Sería la novia en la boda El niño en el bautizo El muerto en el entierro Con tal de dejar su sello”.
El codependiente emocional, como dice la canción, necesita tener el papel central de todas las situaciones, necesita creer que su presencia da sentido a los momentos, y a las personas.
El codependiente es una persona dañada, que ha construido su autoconcepto en base a ser considerado “imprescindible”, y para ello, hará todo lo posible para que el entorno no sea autónomo y adulto-
Parecerá que facilita la vida a los demás, pero realmente los invalida, para sentirse capaz, y necesari@
Para soltar la codependencia, hay que trabajar en el autoconocimiento, y el autorespeto. Redefinir los valores, y construir desde el amor a uno mismo, sin buscar el referenciarse en función de la necesidad del otro.
Al igual que se aprende a ser el “perfect@” codependiente, también se puede desaprender, sólo requiere compromiso con el equilibrio, y el bienestar emocional, soltar el deseo de ser el eje del mundo.