Autoestima es una palabra que se repite mucho, y que parece que es algo que todos estamos buscando, pero que no todos los caminos para reforzar el amor a uno mismo, son saludables o realistas.
Mucha gente confunde Autoestima con inflar atributos o cualidades, y esconder o no reconocer debilidades. Se crean un personaje que no son y empiezan a amarlo y reverenciarlo. Dejan de amarse a si mismos, y empiezan a amar un ideal. Eso no es autoestima, es amar la mascara que nos gustaría ser, pero realmente lo que refleja es una gran falta de amor y de aceptación.
Autoestima es amarnos como aman las madres que son incondicionales, que quieren a sus hijos independientemente de sus virtudes o defectos. Ante esas madres, no necesitas mostrar dotes o talentos específicos, simplemente basta con ser tú.
Autoestima es la aceptación, mirarnos con amor, enorgullecernos de nuestros puntos fuertes, y reconocer
nuestros puntos ciegos, nuestra sombra, y amarla, porque nosotros somos también eso.
Cuando uno ama lo que se supone que son sus “perfecciones e imperfecciones”, ama a un ser completo, no un ídolo, sino a un ser real.
Una mirada amorosa hacia nosotros mismos, pero realista, nos ayuda a detectar que partes de nosotros podemos mejorar, y cuales debemos aceptar pero que nos humanizan y nos convierten en una persona, no en un ideal.
El camino de la Autoestima se inicia con el Autoconocimiento, la renuncia a ideales infantiles, y la aceptación de nuestro ser, tal y como es.
Autoestima, Autoconocimiento y Aceptación, van de la mano, sólo tienes que querer y amar a quien eres, tal y como es, mejorando lo que puedes y aceptando lo que no.
Inicia el camino de autoamor, no te arrepentirás.